ENSEÑAR NO SÓLO CONCEPTOS, SI NO TAMBIEN VALORES
Corría el año 2005 y yo ya estaba en 2º año del Profesorado de Matemática de EGB3 y Polimodal. Todavía me preguntaba si verdaderamente había elegido la carrera correcta para mí. Me lo pregunté muchas veces porque escuchaba conversaciones de profesoras ya recibidas y la verdad es que sus comentarios me daban bastante miedo, decían que los chicos estaban cada vez más terribles, que no los podían dominar, en definitiva decían que era imposible dar clase. Y yo pensaba, “si esto pasa ahora me imagino cuando me toque a mí estar en frente de una clase”.
Pero transcurría el tiempo y me daba cuenta de que si bien era difícil, se podía cambiar algunas situaciones con mucho esfuerzo y dedicación. Pero también lo que era cierto es que nunca había estado frente a frente con alumnos y eso me daba intriga. Quería saber como podía reaccionar a algún hecho que me provocara intranquilidad.
Basándome en el título quiero decir que es muy importante enseñar el concepto de los diferentes temas pero no de manera absoluta. También es de suma importancia enseñar valores que hoy en día se han perdido. Para mi el ser humano necesita para su formación un %50 del conocimiento y un %50 del ser.
No tener valores nos condiciona y perjudica en nuestras actitudes y acciones. Carecer de valores, en la sociedad actual, es generador de malas acciones (robar, corrupción, manipulación, mentir, etc) que es algo habitual en la actualidad.
En ese año se cursaba la Materia Práctica e Investigación Educativa II, en donde aprendimos entre otras cosas lo que significaban los valores y creo que eso quedó grabado en mí.
Por otra parte la materia consistía en ir a dar clases de apoyatura a una Escuela a elección, ese iba a ser mi primer contacto con alumnos y sabía que en ese momento me iba a dar cuenta si había elegido correctamente mi destino.
Con mi compañera María Laura decidimos hacer nuestras clases de apoyaturas en el Instituto SV, la verdad es que teníamos muchas expectativas de cómo sería ese primer contacto con adolescentes y no sabíamos qué podía llegar a pasar.
Y así llegó el primer día, los chicos tenían una virada que despedía cansancio porque cursaban en la mañana y las clases de apoyaturas eran a la tarde. Pensé que no tenían ni las más remotas ganas de escucharnos, pero la verdad es que me equivoqué. Ese día todo fluyo como si las dos hubiéramos sido profesoras desde hacía mucho tiempo.
Pero acá viene lo que mayor aprendizaje me dejó “ese primer día”; ya había pasado casi la mitad de clase, era el momento de mi explicación, la verdad es que ni si quiera me acuerdo que tema era, creo que era suma de números enteros. Estaba tan concentrada en la explicación que todo lo que pasaba a mi alrededor era como un vacío. Cuando terminé, me di cuenta que uno de los alumnos me había sacado de mi cartuchera la calculadora, capaz que esto para cualquier otra persona hubiera sido algo insignificante, sin embargo para mi fue una falta de valor del respeto; me acuerdo con exactitud las palabras que le dije: “¿por qué me sacaste la calculadora sin mi permiso? eso es una falta de respeto. ¿Qué te costaba decir profesora me puede prestar su calculadora? Yo te la hubiera prestado sin dudar”.
Desde ese momento me di cuenta que para mi más allá de enseñar conceptos es muy importante enseñar valores que, como dije anteriormente, lamentablemente hoy se han perdido.
Cuando llegué a mi casa me puse a buscar en mi memoria si la escuela me había enseñado valores y la respuesta apareció rápidamente: si, la escuela es un ámbito en donde los valores están muy presentes. Me acuerdo cuando me ponían mala nota por no traer lo que me habían pedido el día anterior y yo me preguntaba ¿por qué esa mala nota? Hoy se que era porque me estaban enseñando el valor de la responsabilidad y el compromiso.
También me preguntaba por qué “algunos” profesores se interesaban en mi capacidad o en mi confianza por mí misma, y hoy pienso en que era porque trataban de enseñarme el valor de la autoestima, que es la capacidad del ser humano de amarse a sí mismo y así poder amar a los otros.
Así estuve por varios minutos pensando estas preguntas y respuestas, y decidí que la enseñanza de estos valores quiero que sean el eje fundamental de mi profesión como docente.
Finalmente pensé que estoy muy orgullosa de mí por haber elegido esta carrera, porque por lo menos algo voy a dejar en cada uno de mis alumnos.
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